La próxima reunión se celebrará el día 19 de Abril, esta vez dedicada a esta obra de apenas 60 páginas pero no por ello con menos contenido.
Se trata de una obra muy famoso de este autor francés, dedicado durante muchos años a la enseñanza de la filosofía, muy reconocido en Francia cuyas obras de teatro no dejan de representarse no solo en los escenarios franceses sino también en más de cincuenta países.
El señor Ibrahim y las flores del Corán nos cuenta la historia de un tendero de ultramarinos musulmán y un joven judío audaz. Pero es mucho más que eso. Es la muestra del amor, la tolerancia y el respeto.
Ambientada en las afueras del París de los años sesenta, una ciudad que recuerda a la actual multicultural Madrid. Una ciudad en la que conviven religiones, razas, culturas, costumbres… Una ciudad llena de prejuicios que, en muchas ocasiones, nos hacen apartarnos de nuestro vecino sin ni tan siquiera darle la oportunidad de conocerlo.
Como esponja, Momó absorbe todo lo que le enseña el anciano: ¡Lo que tú des, Momó, es tuyo para siempre. Lo que guardes, está perdido por siempre.¡ El viejo señor Ibrahim que solo sabe lo que pone en su Corán. Sí, su Corán, porque su Corán es la interpretación que él hace del libro sagrado. Ya se lo dice a Momó: ¡Cuando se quiere aprender algo no se coge un libro, se habla con alguien. Yo no creo en libros¡. El señor Ibrahim no cree en libros, cree en personas. Cuando miles de hombres se matan en nombre de un libro o por lo que creen que dicen, el señor Ibrahim le dice al joven Momó que cree en la persona.
Y el chico lo comprende y lo hace suyo. Y así se va fraguando una amistad que va mucho más allá hasta transformarse en una relación padre-hijo. Momó termina sintiendo al señor Ibrahim como su verdadero padre.
Aunque no hagamos nuestra la reflexión del señor Ibrahim de no creer en los libros...también creemos en las personas.
Os recuerdo que completaremos la lectura con el visionado de la pelicula, en fecha aún por determinar
Un saludo